Hay días en los que la lluvia te agarra de sorpresa, pero después, entre la prisa, el tráfico y llegar empapada, termino con la cara mojada y no me doy cuenta de lo mal que le hace eso a mi piel… hasta que aparece una irritación, un brote, o simplemente la siento rara.
Con el tiempo entendí que la lluvia no es tan limpia como creemos, y que mojarme la cara sin darme los cuidados necesarios después, sí tiene consecuencias.
¿Por qué la lluvia no es inofensiva?
Yo también pensaba que la lluvia era agua “natural”, pero la realidad es que en las ciudades, especialmente en lugares como CDMX o Guadalajara, el agua de lluvia arrastra contaminantes del aire: polvo, hollín, metales pesados, bacterias y hasta residuos de químicos industriales.
Cuando esa agua cae sobre tu cara, no solo te moja, también deja residuos que pueden irritar la piel, alterar su pH y aumentar la producción de grasa como mecanismo de defensa.
¿Qué puede pasar si te mojas la cara con lluvia?
· Brotes de acné: al día siguiente me han salido granitos en zonas donde normalmente no tengo.
· Sensación de ardor: mi piel se siente tirante, sobre todo si no la limpié al llegar a casa.
· Rojeces e irritación: especialmente en mejillas y frente, donde tengo la piel más sensible.
· Sequedad extraña: aunque el ambiente esté húmedo, la piel puede sentirse seca y apagada si los contaminantes dañan la barrera natural.
¿Qué hago si me pasa?
1. Secarme suavemente al llegar a casa
No me tallo, solo doy toquecitos con una toalla de algodón limpia. Lo importante es quitar el exceso de agua sin maltratar la piel.
2. Lavarme la cara de inmediato
Uso un limpiador suave con ingredientes calmantes como aloe vera o manzanilla. El objetivo es eliminar cualquier residuo sin agredir más.
3. Hidratante calmante
Uso una crema ligera con ingredientes como niacinamida o pantenol. Me ayuda a restaurar la piel y evitar que se irrite más.
4. Evito exfoliar o usar ácidos ese día
Aunque tengo rutina de exfoliación, si me mojé con lluvia, prefiero esperar un día o dos para no sensibilizar más la piel.
Conclusión
La lluvia puede ser muy romántica, pero cuando se trata de tu piel, no es tan inocente como parece. Mojarme la cara sin limpiar y cuidar después solo me ha traído molestias. Hoy, prefiero tomarme cinco minutos al llegar a casa, darme ese mini ritual y evitar complicaciones.