Una guía sencilla para entender qué es el mindfulness.

Una guía sencilla para entender qué es el mindfulness.

Hace un tiempo escuché por todos lados la palabra mindfulness, pero honestamente no tenía idea de qué era ni cómo se “hacía”. Pensaba que era algo súper zen, de gente que medita horas o se va a retiros en la montaña.

Pero no. El mindfulness no es otra moda ni algo complicado. Es simplemente aprender a estar presente, aquí y ahora, sin juicio, sin correr, sin pensar en el pasado ni en el futuro. Y te juro que cuando lo empecé a practicar (poquito a poquito), mi mente se calmó y mi piel también.

¿Qué es el mindfulness?

Es una práctica que consiste en prestar atención plena al momento presente. Eso significa que, si estás tomando café, tomas café. Si estás bañándote, sientes el agua, hueles el jabón. Si estás aplicando tu crema, no lo haces por hacer, sino como un mini ritual de conexión contigo misma.

¿Qué me ha enseñado el mindfulness?

· Que respirar profundo cambia mi día.

· Que mi cuerpo me habla… solo que a veces no lo escucho.

· Que mi rutina de skincare también puede ser un acto de meditación si me doy el tiempo.

¿Cómo empecé yo?

No me fui a un retiro, ni hice cursos carísimos.

Empecé con estas 5 acciones simples:

1. Respirar profundo por un minuto antes de salir de la cama

Solo respiro. Sin celular. Sin pensar. Solo yo.

2. Haz una pausa y siente tus pies en el suelo

Sí, literal. Detente, cierra los ojos y nota el contacto de tus pies con el piso. Es un ancla al presente que puedes hacer en cualquier parte.

3. Comer sin celular

Aunque sea un snack. Masticar despacio, saborear, agradecer.

4. Escuchar música y solo… escuchar

Sin lavar platos, sin responder mensajes. Solo dejarme llevar.

5. Haz una cosa a la vez (y solo esa)

En vez de hacer 3 cosas al mismo tiempo, elige una y ponle toda tu atención. Puede ser lavarte las manos, caminar, leer… lo que sea. Lo importante es estar aquí y ahora.

Beneficios que noté al practicarlo

· Menos ansiedad.

· Más claridad para tomar decisiones.

· Más conexión con mi cuerpo y con mi piel.

· Menos culpa y más amor propio.

 

Estar presente es el mejor regalo que puedes darte. El mindfulness no se trata de dejar de pensar o de ser perfecta. Se trata de volver a ti, aunque sea por un minuto. Y créeme: cuando lo haces seguido, todo empieza a sentirse diferente.

Porque en medio del ruido, del ritmo acelerado y de los pendientes infinitos, tú sigues siendo tu lugar seguro. Y cuanto más te eliges, más fácil se vuelve escucharte, calmarte y cuidar de ti con intención. Empieza con pequeños momentos… y deja que crezcan.