Cómo se siente la PLENITUD en mi piel, en mi cuerpo y en mi mente

Cómo se siente la PLENITUD en mi piel, en mi cuerpo y en mi mente

Durante muchos años creí que para sentirme plena necesitaba “tenerlo todo”: una rutina perfecta, cero estrés, cuerpo firme, piel de revista, relaciones impecables… Pero la vida, con su generosidad y sus sacudidas, me enseñó otra cosa: la plenitud no es un lugar al que llegas, es una forma de vivir. Y lo más poderoso fue darme cuenta que sí puedo sentirme en armonía… cuando cuido de mí en todas mis dimensiones: en mi piel, en mi cuerpo y en mi mente.

¿Cómo se siente la plenitud en mi piel?

Para mí, la plenitud en la piel es mirarme al espejo y sentir que mi rostro cuenta mi historia con dignidad. Que estoy haciendo las paces con mis poros, mi textura, mis cambios hormonales. Pero también me gusta ver resultados reales, y por eso he aprendido a elegir productos que trabajan de verdad desde adentro, como las líneas RADIANTE y SEDUCCIÓN.

Línea RADIANTE: mi aliada cuando mi piel se ve apagada

· Me ayuda a mejorar la apariencia de manchas y tono desigual, que me salieron por estrés, sol o cambios hormonales.

· Aporta una sensación calmante, que me da paz mental, especialmente cuando noto zonas irritadas o con historial de hiperpigmentación.

· La uso por las mañanas, después de limpiar mi piel.

Línea SEDUCCIÓN: para devolverle firmeza y confianza a mi rostro

· Me ayuda a sentir la piel más firme y elástica, sobre todo en el contorno de la cara y el cuello.

· Suaviza la apariencia de líneas finas, que antes me hacían sentir insegura.

· La uso por la noche, y me encanta cómo se siente.

¿Cómo se siente la plenitud en mi cuerpo?

Es dejar de pelearme con él. Es elegir moverme no para castigarme, sino para agradecerle. Me siento plena cuando hago caminatas, bailo sin motivo, estiro mi espalda al final del día o simplemente respiro profundo y conecto con lo que estoy sintiendo.

También es comer cosas que me hacen bien: frutas que me hidratan, smoothies con colágeno, snacks que nutren. Mi cuerpo ya no es un proyecto pendiente: es mi compañero de vida.

¿Y en mi mente?

Ahí es donde más trabajo hago. Porque mi mente tiende al juicio, a la comparación, al agotamiento. Por eso escribo todos los días en mi journal, repito afirmaciones positivas cuando me estoy aplicando mis cremas y he aprendido a dejar espacios vacíos, sin pantalla, sin exigencias.

La plenitud mental para mí es silencio, es pausa, es poder decir “no puedo hoy” sin culpa. Es mirarme con ternura cuando cometo errores. Es bajarle a la exigencia y subirme al amor propio. La plenitud se siente en todo el cuerpo cuando te haces espacio. No necesitas hacerlo todo. Solo necesitas empezar contigo.