(…cuando lo único que quieres es convertirte en un dragón que escupe fuego.)
Pocas frases tienen tanto poder de desatar caos interno como un bien intencionado (o pasivo-agresivo) “relájate”. Porque cuando estás estresada, molesta o llorando frente al microondas porque tu avena explotó… lo que menos necesitas es que alguien te diga lo obvio: relájate.
Pero tranquila (ironía intencional). Hoy te traigo una guía para no perder la calma cuando alguien te lanza esa bomba emocional. Con humor, mindfulness y un toque de zen de emergencia.
1. Respira... pero como si fueras actriz de telenovela
Sí, ponle dramatismo: inhala profundo, con mirada al horizonte y un suspiro que diga “estoy por encima de esto”. Exhalar con intención no solo oxigena tu cuerpo, también te ayuda a no decir algo de lo que te vas a arrepentir en 3... 2... 1.
2. Haz una pausa mental y nómbralo: “Esto es un momento incómodo”
La mente ama etiquetar cosas. Decir internamente “ok, esto me molesta” ya te da un poquito de distancia emocional. Es como ponerle nombre a un monstruo para que deje de asustarte.
3. Responde con un clásico: “Estoy trabajando en eso”
No discutes, no niegas, no te desbordas. Esta frase es elegante, pasivo-peaceful y te da espacio para seguir sintiendo… sin prender fuego al entorno.
4. Encuentra tu micro escape mindful
¿No puedes irte del lugar? Lleva la atención a un objeto. Tu vaso de agua, tus uñas, una planta, el borde de la mesa. Respira, observa, siente. Aunque estés por dentro como un volcán, tu atención se ancla a lo presente. ¡Magia mindfulness!
5. Crea tu “kit mental de emergencia”
Piensa en frases que te calmen o mantras estilo:
· “Esto no es personal.”
· “Estoy a salvo.”
· “No le voy a pegar, no le voy a pegar…” (Ok, este último si lo tienes que poner en práctica)
Repetir algo familiar calma tu sistema nervioso. Como una mantita emocional.
BONUS: No expliques, no justifiques (a menos que quieras)
A veces intentamos demostrar por qué estamos molestas para que nos entiendan. Pero si estás muy cargada, explicar puede empeorarlo todo. Silencio sabio > batalla emocional. Puedes hablar después… cuando no tengas ganas de lanzar un sartén.
Conclusión:
Cuando alguien te dice “relájate” justo cuando estás por explotar, tienes dos caminos:
1. El de responder con fuego.
2. O el de elegirte, respirar, observar… y salir de ahí con dignidad emocional y cero arrugas extra.
Tu calma no depende de que los demás digan lo correcto, sino de cómo eliges cuidarte en medio del caos. Así que la próxima vez que te lancen un “relájate”... sonríe (por fuera o por dentro), respira como estrella de novela, y recuerda: tú tienes el control.