Los días lluviosos tienen algo especial… A veces me hacen sentir nostálgica, otras veces me invitan a quedarme en casa con una buena taza de té y música tranquila. Pero algo que nunca falta, llueva o truene, es mi rutina de skin care. Y es que, aunque mucha gente piensa que en días nublados no hace falta cuidar tanto la piel, la verdad es otra.
Yo he aprendido (a base de errores, por cierto) que esos días en los que el cielo está gris también pueden afectar mi piel. Te cuento cómo me adapto y por qué esta temporada se ha vuelto uno de mis momentos favoritos para consentirme y reconectar conmigo.
¿Qué cambia en la piel cuando llueve?
Durante la temporada de lluvia, la humedad en el ambiente aumenta. Suena bien, ¿no? Pero esa humedad también puede:
· Aumentar la producción de grasa en pieles mixtas o grasas.
· Generar brotes por la mezcla de sudor + contaminación.
· Deshidratar si usamos productos que no retienen el agua correctamente.
· Confundirnos y hacernos pensar que no necesitamos protector solar. Spoiler alert: sí lo necesitas.
Mi rutina de skincare para días lluviosos
Lo que me funciona en este tipo de clima es enfocarme en balancear la hidratación sin saturar la piel. Aquí te dejo mis pasos favoritos:
1. Limpieza suave, pero efectiva
Uso un cleanser en gel que limpia sin dejar esa sensación de “carita acartonada”. La idea es eliminar impurezas sin llevarte los aceites naturales que sí necesitamos.
Mi favorito: Cariño gel limpiador con centella asiática, perfecto para calmar la piel en climas húmedos.
Amo el agua hidratantetipo mist. En días lluviosos me ayuda a mantener la piel fresca y lista para absorber lo que viene.
Tip: Si lo metes al refri, se siente aún más delicioso.
3. Suero con ácido hialurónico
El clima lluvioso puede ser engañoso: la piel se siente húmeda por fuera, pero por dentro puede estar deshidratada. Aquí es donde entra el acido hialuronico como mi mejor aliado.
Yo aplico con la piel ligeramente húmeda para sellar bien la hidratación.
4. Hidratante libre de aceites
Uso una fórmula ligera tipo gel que no me deja brillosa pero sí protegida. Porque sí, incluso las pieles grasas necesitamos hidratación, just trust me on this one.
5. Protector solar (aunque esté nublado)
Una vez salí sin bloqueador porque “el sol no salió” y terminé con manchas nuevas. Desde entonces, no me lo salto jamás. Uso uno que también ayuda a controlar brillo, perfecto para esos días de humedad.
Aprendí que los días lluviosos no son excusa para olvidarme de mí. Al contrario, se han vuelto una excusa perfecta para apapacharme, ajustar mi rutina y darme esos minutos de cuidado que mi piel –y mi mente– agradecen. Tener una rutina pensada para este tipo de clima me ha dado más que solo resultados visibles: me ha dado paz, constancia y un momentito de autocuidado que me recuerda lo valiosa que soy.
No importa si el día está gris, yo decido ponerle luz desde adentro… y eso empieza por cómo me trato frente al espejo.